En su apogeo, el Imperio Británico no tuvo rival, ocupaba casi una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta y gobernaba a una quinta parte de la población mundial; Gran Bretaña fue el mayor imperio de la historia. Gran Bretaña, primera superpotencia mundial durante casi cien años, es considerada por muchos el mayor imperio que jamás haya existido. Pero lo que sorprende a la mayoría de la gente es lo siguiente: ¿cómo llegó una pequeña isla de Europa Occidental con una población aún más pequeña a controlar tanto territorio y tanta gente? Por decirlo de otro modo, en su apogeo en 1939, la población británica era de 46,4 millones de habitantes. El Imperio Británico tenía una población mundial de 458 millones de habitantes, es decir, ¡diez veces la población mundial! Podría decirse que el pequeño tamaño de Gran Bretaña, su escasa población y el hecho de ser una isla eran sus mayores fortalezas. Al ser una isla, los británicos dependían de los recursos del mar y necesitaban establecer rutas comerciales marítimas; esto significaba la necesidad de una armada fuerte. Esta poderosa armada fue quizá la razón más importante de su vasto imperio y su dominio mundial.

Para ver la fuerza de la marina inglesa, primero tenemos que echar un vistazo a su historia. La marina inglesa fue prácticamente inexistente durante todo el periodo medieval y no empezó a desarrollarse realmente hasta el reinado de Enrique VIII. Antes del reinado de Enrique, Inglaterra contaba principalmente sólo con barcos mercantes y muy pocos barcos dedicados al combate. El único ejemplo notable de superioridad naval inglesa se produjo en 1340, cuando Eduardo III ganó la batalla de Sluys, impidiendo una invasión francesa. En este caso, pudo ser la amenaza inmediata de invasión lo que llevó a los ingleses a liderar una ofensiva naval. Durante este periodo de la historia de Inglaterra, las ciudades costeras y los puertos eran frecuentemente atacados por mercenarios y estaban prácticamente indefensos debido al escaso número de buques de guerra con que contaba el arsenal inglés.

Quizás fue el miedo a la guerra civil lo que llevó a Enrique VIII a centrarse en mantener la paz y construir una armada fuerte durante su reinado. Cualquiera que fuera la razón, sus esfuerzos tuvieron éxito. El reinado de Enrique estuvo plagado de críticas, como su refutable deseo de tener un hijo varón y su ruptura con la Iglesia católica, pero es innegable que, en lo que a la marina se refiere, las acciones de Enrique fueron el comienzo de lo que más tarde se convertiría en una posición y reputación dominantes. Armada inglesa. Enrique VIII fue el primer monarca que empezó a construir barcos exclusivamente para combatir, como el famoso Mary Rose, que llamó a su nueva armada la "Royal Navy"

Los esfuerzos de Enrique por consolidar la armada inglesa condujeron a una de sus victorias más famosas. Durante el reinado de la hija de Enrique, Isabel I, los ingleses se enfrentaban a una invasión española. Los españoles estaban enfadados por la separación de Inglaterra de la Iglesia Católica, y también por el maltrato a la primera esposa de Enrique, Catalina de Aragón, que era española. En 1588, se reunió una gran flota española, que llegó a conocerse como la "Armada Invencible Española". Era tan numerosa que las posibilidades de una inesperada victoria inglesa eran escasas. Fue en este contexto en el que la temprana preparación y desarrollo de la armada inglesa por parte de Enrique dio sus frutos. La victoria inglesa en esta batalla suele considerarse un hito en el reinado de Isabel y una señal temprana de que Inglaterra contaba con una armada verdaderamente dominante.

En el siglo XVII, la Commonwealth inició una rápida expansión de la Armada británica y el restablecimiento de la monarquía en 1660, Carlos II continuó estos esfuerzos y reformó la Armada británica para convertirla en una institución nacional denominada Royal Navy. La Royal Navy era ahora mucho más grande, con batallones dedicados a buques de guerra; había pocos barcos mercantes. Esta nueva armada demostró ser muy eficaz durante la Guerra de la Gran Alianza. En 1691, la Royal Navy se enfrentó a los franceses en la batalla de Balfleur-Lahog. Esta batalla destruyó los barcos franceses y representó un enorme punto de inflexión para la superpotencia naval europea. La temible reputación de la Royal Navy había comenzado.

En 1707, en virtud del Acta de Unión, la Marina británica siguió ampliando su arsenal y aumentando el gasto. Durante las guerras revolucionarias francesa y napoleónica de 1793 y 1815, la Royal Navy siguió protegiendo a Gran Bretaña de las invasiones y amenazas enemigas. La organización y la fuerza de la Armada británica bloqueaban eficazmente a los barcos enemigos en los puertos. No fue hasta 1805 cuando Napoleón consiguió reunir una flota de barcos no bloqueados por la Armada británica. La combinación de barcos españoles y franceses se dirigió a Inglaterra con la esperanza de una invasión exitosa. Sin embargo, bajo el mando de Lord Nelson y con buques como el HMS Victory, la Royal Navy salvó una vez más a Gran Bretaña de la invasión y destruyó la flota aliada en la famosa y nunca olvidada batalla de Trafalgar.

La Royal Navy siguió floreciendo a principios del siglo XX. Durante la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, la Armada británica consiguió proteger el flujo de alimentos, municiones y materias primas hacia Gran Bretaña. La excepcional capacidad de combate de la Armada mantuvo alejados a los alemanes y demostró una vez más que las Islas Británicas eran inmunes a la invasión extranjera. Buques como el HMS Warspite, famoso por combatir en ambas guerras mundiales, recibió el más alto honor concedido a un solo buque por la Royal Navy.

Si nos fijamos en la historia de la Royal Navy, está claro que pasó de ser prácticamente inexistente a convertirse en la armada más poderosa del mundo durante más de 200 años. ¿Por qué los británicos y los ingleses decidieron de repente aumentar rápidamente el tamaño y el poder de su armada? Antes de responder a esa pregunta, veamos qué hizo tan poderosa a la armada británica. La primera razón por la que la armada era tan poderosa era la experiencia. A lo largo de los años, la Royal Navy había adquirido una gran experiencia en innumerables batallas. También aprendieron de esta experiencia y de las lecciones que les permitieron mejorar. Por ejemplo, en la década de 1790 la armada comenzó a almacenar limones en sus barcos, lo que de hecho condujo a la eliminación del escorbuto. Esta experiencia también ayudó a la marina británica a mantenerse más organizada y la organización era un factor importante en la guerra naval.

La Royal Navy también se ha beneficiado de mayores niveles de financiación. El Reino Unido puede permitirse gastar más dinero en su armada que otros países. Esto se debe a que Gran Bretaña es una isla y, por tanto, no necesita tantas fuerzas terrestres. Su mejor oportunidad de enfrentarse a sus enemigos estaba en el mar, razón por la cual Gran Bretaña decidió gastar tanto dinero en su armada. Este aumento de la financiación tuvo obviamente un efecto positivo en la fortaleza de la armada. Además, los británicos invirtieron más dinero en el entrenamiento de los marineros, lo que significó que los barcos funcionaban mejor que sus respectivos oponentes. Otras razones fueron la cohesión social, el funcionamiento de los astilleros y el diseño de los barcos; el tamaño de la armada británica durante los siglos XVIII y XIX también dio fe de su dominio sobre sus enemigos.

Una vez abordado por qué la Royal Navy dominaba tanto a sus enemigos, es importante analizar por qué Gran Bretaña decidió poner tanto énfasis en la mejora y el desarrollo de su armada a lo largo de la historia. Como se ha mencionado anteriormente, la mejor oportunidad de Gran Bretaña para enfrentarse a sus enemigos estaba en el mar, y por lo tanto se necesitaba una marina fuerte para cumplir esta tarea. El hecho de ser una raza insular también significaba que Gran Bretaña no disponía de rutas comerciales terrestres seguras. La única oportunidad que tiene Gran Bretaña de comerciar con otros países es por mar, por lo que históricamente siempre ha sido importante para Gran Bretaña asegurar estas rutas comerciales asegurándose un fuerte control sobre los mares. Se podrían proponer otras teorías, como la competencia con Francia y España, la cultura del pueblo británico y las tácticas agresivas de Gran Bretaña en el Nuevo Mundo.

Independientemente de las razones por las que los británicos decidieron perseguir la hegemonía marítima, está claro que han logrado este objetivo en los últimos 500 años. Aunque hoy en día no es la más grande, la reputación de la Royal Navy es innegable. El éxito, el tamaño y la longevidad del Imperio Británico se atribuyen a menudo a su poderosa armada. La experiencia y la historia de la Royal Navy son asombrosas. Durante más de 100 años, la pequeña isla de Gran Bretaña ha sido la principal superpotencia mundial y no se puede argumentar que la Royal Navy no haya contribuido en gran medida a esta hazaña.

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